Me acuerdo esa primera foto que me pasaste, acostado en tu cama con las gafas en donde se te veían un poco las paletas separadas tan preciosas que tienes... En ese momento, esa foto para mí era un horror, ya que no salías muy favorecido y no me gustabas. Las siguientes fotos que tuve tuyas fueron en tu baño marcando brazo, ahí ya me parecías "guapo", es decir, empecé a sentir cosas. El tiempo fue pasando, hablábamos todos los días, nos contábamos todo lo que hacíamos, nos decíamos mil cosas. Llegó el día de quedar, y fue ahí cuando dije: "Es para mí". Llegó la primera impresión de cada uno, la primera conversación, los primeros nervios, la primera foto, el primer beso, los primeros sentimientos de verdad... Me parecías increíble. Más tarde empezamos con las llamadas de teléfono desde las 10 de la noche hasta las 2 de la madrugada, diciéndonos que nos queríamos, que tú eras mío y yo tuya. Llegaron los celos, las "peleas", las reconciliaciones... Sin ser pareja. Mis sentimientos cada día crecían más, ya no podía estar más sin verte, sin hablar contigo... Me acostumbré a ti, a tus "te quiero", tus "te amo", tus "no te dejaré nunca". Creo que llegué a enamorarme de ti. El problema de todo esto es que un día así sin más, por una discusión dijiste esa frase tan temida por escuchar... "Ya no somos nada". Esa frase me mató, me hizo llorar días... Y aún así yo seguía arrastrándome, te quería de vuelta a mi vida, lo necesitaba. Hoy día, ni nos hablamos... Pero créeme, siempre te tengo presente y si no es en mi cabeza, es en mi corazón.
pd: te amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario